¿Estoy creyéndole a Dios?

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Durante muchos años pensé que la obediencia era la más alta de todas las actitudes, yo creía que esta era la llave que permitía que las demás virtudes espirituales fueran posibles, sin embargo, me he dado cuenta que a la obediencia le antecede el creer.

Creer y fe son equivalentes y hoy entiendo que el vivir por fe (creer) es la llave para que una persona experimente las virtudes y bendiciones espirituales que en Cristo nos han sido dadas (Ef. 1:3) pues la escritura dice que sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11:6), de modo que si yo busco agradar a Dios, la formula no es obedeciendo si no creyendo. Sé que esto puede sonar novedoso para usted, pues en la actualidad dentro de la iglesia hemos hecho demasiado énfasis en la obediencia y no en el creer (fe).

No quiero que me malinterprete, y piense que estoy tratando de decir que no hay que obedecer, eso no es lo que quiero decir, de hecho, lo que sí quiero decir es que el creer produce obediencia. En cierta ocasión unos hombres preguntaron a Jesús: ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? (Jn. 6:28) tal vez usted ha hecho esta pregunta muchísimas veces al darse cuenta que no ha podido obedecer como quisiera o como Dios exige, pero la respuesta a esta pregunta es: Creer (Jn. 6:29), es decir que para lograr la obediencia es necesario creer.

Es interesante notar que la escritura dice que el justo por la fe vivirá (Rom. 1:17), tal vez usted ya está consciente de que hoy es justo ante Dios, si no, le tengo una excelente noticia: ¡usted ya ha sido justificado ante Dios! Y esto fue posible no por algo que usted haya hecho si no por lo que Él hizo por medio de Jesucristo y a favor nuestro (Rom. 5:1,9) y si le cree a Dios, seguramente empezará a experimentar su justicia en usted. De modo que, como justos, vivimos por fe. Éste es un término que empleamos mucho para referirnos a que Dios es quien nos sostiene económicamente y generalmente sin saber exactamente cómo ni por donde llegará dicho sustento. En lo personal creo que este enfoque que no es del todo errado, pero el vivir por fe implica muchísimo más que eso: implica conocer cada vez más a nuestro Dios y señor Jesucristo y que conforme le vamos conociendo, conocemos la obra que hizo en nosotros y cuando Dios nos revela por medio de su palabra lo que hizo en nosotros, entonces tenemos una elección que hacer: le creemos o no le creemos.

Si le creemos (vivimos por fe) nos apropiaremos de esta verdad la cual experimentaremos en nuestra vida cotidiana, pero si no le creemos a Dios (no vivimos por fe) entonces no experimentaremos esta verdad.

Permítame ejemplificarle esto: Bill Brigth cuenta la historia del Sr. Yates, un hombre que vivió en Texas durante el tiempo de la gran depresión. El Sr. Yates compró un rancho en el cual trabajó diligentemente con el propósito de sostener a su familia. Cuando la economía se resintió en 1930, él se atrasó en sus pagos hipotecarios. Después de pasar varios meses sin hacer un sólo pago, un representante de la compañía hipotecaria habló con él; le dijeron que su propiedad se perdería si no se ponía al corriente en sus pagos. Debido a que pidió una prórroga se le dio una fecha límite. Los días comenzaron a volar y la situación no mejoraba.

Un día tocaron a la puerta de su casa del rancho. Cuando abrió la puerta, vio a un hombre que se presentó como representante de una compañía de petróleo “nos gustaría que nos permitiera excavar en su propiedad para ver si hay petróleo ahí,” le dijo el hombre. Pensando en que pronto perdería su propiedad de cualquier manera, el Sr. Yates, autorizó el permiso y unos días más tarde la compañía petrolera envió a sus trabajadores. Cuando barrenaron la profundidad de la tierra, inmediatamente dieron con un depósito. Ochenta mil barriles de petróleo por día brotaron del subsuelo. Instantáneamente, Yates  ya contaba con millones de dólares a su disposición.

Déjeme preguntarle: ¿En qué momento se convirtió en millonario el Sr. Yates? ¿Fue en el momento en que la compañía petrolera encontró el petróleo? No. El Sr. Yates se convirtió en millonario el día en que compró la propiedad. ¿Por qué entonces vivió en la pobreza tanto tiempo? Fue porque no conocía lo que ya era suyo. Imagine por un momento que el Sr. Yates no les hubiera creído a las personas representantes de la compañía petrolera, ¿Qué hubiera pasado? Seguramente jamás habría experimentado la buena vida que siempre tuvo pero que no sabía que tenía y todo por su incredulidad.

De la misma manera nosotros necesitamos creer para actuar. Otro ejemplo que quiero ponerle es el siguiente: La escritura dice, en hechos 1:8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

Lo que Jesucristo le está diciendo a sus discípulos no es un mandato, “seréis testigos” no es un verbo, es un sustantivo, lo cual indica en lo que se convertirían una vez venido el Espíritu Santo sobre ellos, ahora bien, el Espíritu Santo de nuestro Dios está en usted, lo cual le ha convertido en un testigo de Cristo, de modo que si usted cree (vive por fe) es decir, está totalmente convencido y apropiado de esta verdad, entonces actuará como tal, hablando de Cristo a todo mundo.

¿Se da cuenta? Primero creemos y luego obedecemos, de esta manera nuestros esfuerzos no se centrarán en obedecer si no en creerle a Dios, lo cual nos llevará a experimentar la obediencia de forma natural en nosotros.

Usted no solamente es justo si no que la escritura dice que Dios puso sus leyes en su corazón y su mente (Heb. 10:16), usted es una nueva naturaleza que tiene la mente de Cristo, (1 Cor. 2:16) de manera que no necesita esforzarse en otra cosa si no en conocer y creer lo que usted es en Cristo (2 Pe. 3:18), entonces experimentará la verdadera obediencia, aquella que proviene de adentro hacia afuera, de nuestro espíritu (1 Cor. 6:17) hacia nuestro entorno.

Si quiere conocer muchas otras cosas que usted ha recibido en Cristo, le invito a revisar el artículo titulado “¿cuáles son los beneficios de la gracia de Dios?” aquí le dejo en link: http://obrerofiel.com/cuales-son-los-beneficios-de-la-gracia-de-dios/ .

¡Se trata de creerle a Dios!

Por Edgar Hernández

OBRERO FIEL

Publicado el 11 julio, 2013 en Edgar Hernández, OBRERO FIEL. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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